jueves, 15 de mayo de 2008

El dedo pulgar (PQ5).



Lo que realmente nos diferenció de los demás simios y de los demás animales fue nuestro dedo pulgar. Cuando el dedo pulgar consiguió cerrarse sobre los otros cuatro dedos la historia del planeta cambió. Algo tan simple como eso puso a los herederos de un espécimen en el camino para dominar el planeta.


Es posible que los primeros Australopitecos no contaran con un cerebro demasiado diferenciado de otros simios superiores. También es posible que estos ya heredaran su pulgar de un simio anterior, pero la cuestión es que en los albores de la humanidad el cambio se produjo y que una piedra dejó de ser una simple piedra y un palo dejó de ser un simple palo y se convirtieron en extensiones y prolongaciones del cuerpo de aquellos pequeños simios y aumentando su tamaño virtual.


La aparición de este pulgar tendría tres consecuencias evolutivas muy importantes:


--La mayor tendencia a erguirse sobre sus dos piernas traseras para liberar sus manos.


--Crecimiento de la cavidad craneal para albergar las nuevas aptitudes manuales.


--Aumento de la miopía para poder mirar de cerca y fabricar herramientas mejores.


Es posible que las estructuras grupales presentes en casi todos los simios, ya estuvieran presentes en los primeros protohumanos y eso, sin duda, facilitó el triunfo evolutivo, ya que permitió la especialización de algunos de sus individuos.


Junto al desarrollo de armas y herramientas, el gran avance que permitió marcar otro hito evolutivo fue el uso de recipientes. Al principio hojas grandes de plantas, luego pieles de animales, sirvieron para transportar lo recolectado desde distancias cada vez mayores, dejando a otros animales sin alimento en los alrededores de la morada humana. Un entorno sin comida se convertía en un área de seguridad, sin herbívoros, tampoco había carnívoros. Además eso permitía a sus comunidades almacenar comida para momentos peores y para ello inventaron técnicas de conservación, como el secado y con el fuego también el ahumado.

Los seres humanoides, con cada avance, liberaban tiempo que podían utilizar para observar cuidadosamente su entorno. Pero, según algunos autores, se ha de recalcar la ventaja que le otorgaba sobre otras especies, lo que facilitó que su dieta se hiciera más carnívora y aumentando su aporte proteínico, lo que, según una complicada explicación, facilitó, químicamente, su evolución y, muy pronto, aquel pequeño simio, se convirtió en el más temible de los depredadores.

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